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jueves, 1 de abril de 2010

Hay momentos en la vida que una sola decisión en un solo instante cambia irremediablemente el curso de las cosas.
Cuando decides disparar a alguien, cuando decides quererlo o no quererlo. Cuando decides tirar para adelante. Cuando decides mentir, traicionar, ocultar o cruzar la linea. Esa décima de segundo podrá hacer girar todo al lado oscuro o inundarlo de luz, podrá hacer de ti un héroe o un criminal, podrá llevarte al cielo o al infierno, pero siempre sera un lugar desde el cual no podrás volver atrás.


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