A.

Cuando pienso que absolutamente todo va mal y nada podría ir peor, llega él con esos brazos fuertes que me abrazan y hacen olvidar las cosas malas que me rodean. Llega él con esa sonrisa que sin quererlo provoca la mía. Llega él para hacerme ver que por muy gris que sea todo, siempre estará dispuesto a traerme la luz que necesito. 

Simplemente, gracias...